Nos identificamos con el cuerpo, que está hecho de carne, huesos y otros componentes, y por eso creemos que somos materiales, sustanciales y concretos.
Esta idea ha arraigado tanto en nuestro sistema de creencias, que pocas veces la cuestionamos.
El resultado de esto son los embates inevitables de la vejez, la enfermedad y la muerte.
Sufrimos estas afecciones por el mero hecho de creer que somos este cuerpo físico.
Siempre que creamos ideas falsas, pagamos un alto precio.
No se trata sólo de una idea individual; es sostenido fervorosamente por la mente colectiva y ha existido durante muchas generaciones, por eso está tan arraigada en nuestra psique.
Nuestra percepción habitual y cotidiana de los demás se rige por esta falsa identidad y después se ve reforzada e impuesta por el lenguaje que utilizamos.
Desde muy pequeños nos adoctrinan en esta idea del yo como equivalente al cuerpo. Por ejemplo, cuando vemos a un niño, decimos: ¡Qué lindo! Me encanta tu pelo. Tienes unos ojos preciosos, etc.
A través de este tipo de pensamientos y comentarios, estamos sembrando las semillas de esta identidad errónea.
Evidentemente, halagar a los demás no es negativo.
De hecho, es preferible que criticar.
Sin embargo, no deja de ser una forma de errar.
La verdad es que, con independencia de las características que tenga, cualquier niño al nacer es inherentemente bello.
De modo que, todos somos bellos.
Porque realmente, el cuerpo es solo el vehículo que utiliza nuestra alma para llevar a cabo su experiencia. Y nuestra alma es solo una parte de nosotros mismos que nos encontramos en otro plano y desde ahí, por a través del alma, experimentamos lo único que podemos experimentar, «AMOR»; por supuesto que en todas sus formas y contra-formas.
Entiéndelo, tu no eres ese cuerpo, tu no eres esa personalidad, tu eres un SER hecho a imagen y semejanza de quien te creó, con todas las cualidades de quien te creó. Y esto fue así, porque quien te creó, al hacerte semejante a él, dejo en tus manos la creación de tu propio mundo, de tu propia experiencia, de tu propia vida.
Sí, tu creas tu propia vida, en cada segundo, en cada pensamiento, en cada acción.
Si es así, ¿por qué no lo sabemos?, Simple, porque en el mundo hay muchos intereses creados, intereses que parten del lado opuesto al AMOR, el egoísmo y es el «deseo» la principal herramienta del egoísmo, pero de esto, hablaremos en otra oportunidad…
Lo importante ahora es que hagas todo lo necesario para encontrarte con ti mismo, con tu verdadero YO y que cuando te encuentres, comiences a experimentar tu vida desde ahí, desde el SER; entonces y solo entonces, dejarás de sufrir los pesares del colectivo, comprenderás lo maravilloso y hermoso de la vida, y vivirás en lo que TU eres, el AMOR.
Ama tu vida
