No es lo que entra por la boca, si no lo que de ella sale

Varias veces hemos dicho que todo es energía, que solo existe energía y en artículos anteriores lo hemos demostrado. También hemos hablado de las Leyes Universales, sobre todo Causa y Efecto y dentro de ésta, Ley de Atracción.
Nuestro lenguaje no está ajeno a estas condiciones. La palabra, es energía. Con el paso del aire por a través de nuestras cuerdas vocales, se producen los sonidos que interpretamos como tales. Cada palabra tiene determinada vibración, una determinada amplitud y una determinada polaridad. De acuerdo a que tan alto o bajo hablamos, modificamos la amplitud y, de acuerdo a la carga emocional que tenemos en el momento en que lo decimos, polarizamos. Para que se entienda mejor, si estamos contentos, felices y eufóricos, cada palabra que pronunciamos, no solo conlleva su propia vibración por el sonido en sí, sino que, además, le otorgamos una gran amplitud por la euforia y polaridad positiva por el sentimiento de felicidad (carga emocional). El Universo, que solo entiende de energías, toma ese conjunto de frecuencias, amplitud y polaridad y lo eleva, activando con ello el proceso creativo regido por las leyes antes mencionadas.
Pero atención, porque si se han dado cuenta, el Universo en ningún momento revisa quien es que lo dijo, tampoco en qué contexto se dijo, y mucho menos si es chiste, verdad o mentira.
El Universo es energía y, por ende, solo entiende de energía, así que toma las energías emitidas y les aplica las Leyes Divinas o Universales.
Las emociones como ira, rabia, celos, odio, por nombrar solo algunas, son emociones de carga negativa, lo que polariza toda palabra con dicha carga. Sin importar si lo dices en broma, si lo dices por despecho o si eres el Papa Francisco o el vecino de la vuelta, toda palabra que emitas bajo esos estados emocionales, serán polarizadas con carga negativa y elevadas al universo o entregadas a un destinatario si son dirigidas. Exactamente de la misma manera, funciona con las emociones positivas; amor, alegría, gratitud, esperanza…
El destinatario puede o no ser afectado por esas energías enviadas hacia él, dependiendo de su propio estado emocional y vibración, pero lo que sí es seguro es que de alguna forma te volverá, porque luego, por Ley de Causa y Efecto, experimentarás las consecuencias de esa energía emitida y por Ley de Atracción, recibirás experiencias que conlleven a que sientas el mismo tipo de energías.
Este es el motivo real por el cual funciona la oración hecha con amor y esperanza; y también la crítica (auto) destructiva hecha con envidia.
Para terminar, les cito las palabras del Maestro Jesús en Mateo 15:11: “no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre”.
Hoy la cuántica nos ayuda a comprender el porqué de casi todo y las palabras de todos los avatares enviados a este planeta se comprende más profundamente.
Ahora, cada célula de tu cuerpo lo sabe, así que cuida tu lenguaje y úsalo para co-crear una realidad mejor para todos.
Ama tu vida

 

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